No me escogieron ustedes a mi, sino que yo los escogí a ustedes. Juan 15:16 Hoy que leía este pasaje, vino a mi mente los años de escuela cuando en mi clase o aula, se dividían dos grupos para formar equipos de basket ball y jugar en nuestros tiempos libres. Esa elección de los integrantes de cada equipo por lo regular tenía estas características: 1. Se colocaban como cabeza de grupo a los más dotados atletas, ellos tenían la responsabilidad de ir seleccionando entre el resto de la clase. 2. Debía de escogerse de tal manera que los equipos quedaran lo más nivelado posible. 3. No faltaban las presiones: -Hay me escoges a mi, o traete a fulano o a sutano" 4. Por lo regular, se iniciaba escogiendo al mejor amigo. No podía dejársele en el equipo contrario. 5. Por último, siempre se quedaban aquellos que nadie quería, pero al fin y al cabo había que integrarlos. En el equipo que Dios llama, suceden cosas muy diferentes: 1. El único que escoge es El. Sin acuerdos ni consensos, sin consejos ni mucho menos presiones. 2. En el partido desde un inicio ya hay un equipo ganador, por lo que se convierte en un privilegio ser escogido para ser parte del equipo campeón. 3. Dios escoge a los más débiles, pequeños y descalificados. Aquellos que ningún equipo quiere tener. 4. Nadie es escogido por ser amigo del que elige, más bien todos son sus enemigos. Romanos 5:10 Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios, por la muerte de su hijo... 5. Nadie puede jactarse por ser escogido por sus muchos talentos y habilidades. Más bien, Romanos 3:23 nos dice: por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios. En conclusión, Nosotros no elegimos a que equipo pertenecer, fuimos seleccionados por gracia y amor y llevados al equipo del Gran Vencedor. Te gustaría ser parte de este equipo?
domingo, 20 de noviembre de 2016
Equipo ganador.
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