viernes, 11 de agosto de 2017

NO SE TRATA DE VIVIR, SE TRATA DE SABER VIVIR




Por casualidad leí un artículo sobre las abejas, lo cual me hizo recordar mis años de estudiante y una de mis materias preferidas como era las Ciencias Naturales.  El artículo describe en forma minuciosa lo sorprendente  estructura interna de un  panal de abejas,   complejidad que ha dejado asombrado a los estudiosos en la materia.  Otro datos interesantes acerca de estos insectos, es la forma jerárquica como están constituidos, sus funciones bien delimitadas y asignadas y sobe todo bien ejecutadas, un ejemplo de una adecuada administración de empresas.

La solidaridad y la forma de preservar su especie deja a cualquiera con la boca abierta. Su intuición de cuando es el tiempo de darle paso a otra abeja reina, que pueda llevar a cabo las tareas en forma más eficiente, es sin duda una gran lección para el ser humano.  Sin embargo, la vida de estos insectos es muy corta, sobre todo de aquellas que han asumido el trabajo arduo de construir, alimentar y defender el panal.

Reflexionando sobre todo èsto, me recordé de un salmo de la Biblia que dice de la siguiente manera: Salmo 90

Setenta son los años que se nos conceden ¡

Algunos incluso llegan a ochenta.

Pero hasta los mejores años se llenan

De dolor y de problemas; pronto desapareen y volamos

Enséñanos a entender la brevedad de la vida,

Para que crezcamos en sabiduría-

Oh si, la brevedad de la vida y como los seres humanos la malgastamos cuando únicamente nos enfocamos  en nuestras propias necesidades, sin atender las necesidades de otros, la malgastamos cuando no logramos poner a disposición de otros los dones y talentos que se nos han dado, sino que nos esforzamos por querer tener o hacer aquello para lo cual otros están destinados. La malgastamos cuando queremos ocupar posiciones a las cuales no fuimos llamados o nos aferramos a cargos, actividades, poder etc., sin entender que es tiempo que otros vengan a sustituirnos.

Este salmo es una petición a Dios, nuestro creador, el diseñador de nuestro destino, para que podamos vivir  sabiamente, aprovechando el tiempo y nuestros talentos al máximo,  cumpliendo así, el propósito para el cual tu y yo fuimos puestos en esta tierra.

 

La vida es tan corta que hay que saber vivirla.