EL ROMPECABEZAS.
Debo admitir que el rompecabezas
no es una de mis entretenciones favoritas. Se necesita mucha paciencia, cosa
que a mí me falta. Sin embargo cuando he
podido completar alguno, siento una gran satisfacción por el resultado.
Es un verdadero reto ver cientos
de piezas sobre una mesa, que inicialmente no tienen pies ni cabeza, pero que
poco a poco se van transformando en un bello paisaje, un encantador animalito,
un imponente edificio. Es increíble cuando
llega el momento de colocar esa última pieza que hace falta para completar la
obra de paciencia y perseverancia, pero
oh¡¡ sorpresa, oh¡ que dolor de cabeza, resulta que esa pieza no aparece, la buscamos
afanosamente pero no se encuentra y aunque tengamos la imagen en un noventa y
nueve por ciento, sin esa pieza, el tiempo que invertimos nos resulta
infructuoso.
De la misma manera que ese
rompecabezas pierde su encanto si le hace falta tan solo una pieza, de esa
forma nuestro trabajo en equipo pierde efectividad, cuando no ponemos nuestros dones y talentos para completar el
rompecabezas. Lo que tú tienes, no lo
tienen otros, lo que tú haces no lo hacen otros, tu eres único y valioso en lo
que tienes y en lo que haces.
Muchas veces el no enfocarnos en
lo que Dios nos ha mando a hacer y ocupar tanto tiempo en lo que no nos ha
mandado a hacer, da como resultado que al rompecabezas le hagan falta piezas
importantes. Tú necesitas de otros, como
otros necesitan de ti, así que pregúntale a Dios que parte del rompecabezas eres
y ocupa ese lugar con prontitud y alegría.
Así como el cuerpo es
uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo
muchos, son un solo cuerpo. 1 Corintios 12:12
Ocupa tu lugar¡¡ |