jueves, 28 de abril de 2016

Invitaciòn



Jeremías 33:3
 Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.
 
Dios nos invita a hacerlo participe de nuestras alegrías pero también de nuestras tristezas.
Dios no rehúye a nuestro llamado, por el contrario El mismo lo propicia.  En el contexto de este pasaje Israel esta pasando por una grande desolación y desesperanza (està a punto de caer en poder del rey de Babilonia y de los caldeos)  El mismo profeta Jeremías se encuentra preso y es allì donde Dios le dice: Llàmame.
 
Si Dios nos invita a llamarlo es porque va a respondernos.  El quiere y puede responder a nuestras oraciones. Dios tiene el poder de transformar nuestras circunstancias y cambiar nuestra "suerte". El puede restituir lo que perdimos y establecernos en lugar seguro.
 
Las promesas que Dios nos da no deben hacer que nuestras oraciones disminuyan, al contrario las promesas de Dios deben encender màs y màs el deseo de orar, de clamar a Dios. No podemos sentarnos a esperar en sus promesas, debemos arrodillarnos y esperar el momento en que Dios libere todo aquello que nos ha prometido.
 
 


Clamemos  a Dios y seguro El nos responderá.

martes, 26 de abril de 2016

Que es lo que transmites?


Conscientes de que hemos sido elegidos para heredar bendición, también hemos sido elegidos para emitirla o transmitirla.
El Apóstol Pablo en el capítulo tres de su primera carta, nos instruye a ser creyentes que marquemos la diferencia tanto en nuestra familia como fuera de ella.
 
El creyente esta llamado a mostrar:
1. Solidaridad
2. Compasión
3. Misericordia
4. Humildad
 
Por la tanto debemos tener sumo cuidado de nuestras acciones, tales como:
1. Refrenar nuestras palabras que pueden causar heridas en otras personas.
2. Refrenar nuestra boca de hablar falsedades.
3. Apartar el mal de nosotros, que en el contexto de relaciones puede ser el albergar rencores, amarguras, envidias.
4. Ser pacificadores.  No encender incendios sino apagarlos.

1 Pedro 3:11-12Reina-Valera 1995 (RVR1995)

11 
apártese del mal y haga el bien;
busque la paz y sígala,
12 
porque los ojos del Señor están sobre los justos,
y sus oídos atentos a sus oraciones;
pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal.
 
 
 
La armonía de nuestro hogar esta ligada a nuestros pensamientos, sentimientos y acciones.
Tu eres un emisor de bendiciones
 
 
 

lunes, 25 de abril de 2016

UN ANTES Y UN DESPUES.



El Salmo 6, escrito por David, nos muestra un antes y un después en la vida de este hombre.
Del versículo 1 al 7 vemos un David manejando sentimientos de desesperanza e impotencia. Un David que se lamenta de su condición, Un David vulnerable, enfermo y con severos trastornos de sueño. 

Alguna vez te has sentido igual que David? alguna vez has estado en aprietos tan grandes que has perdido tu salud, tu sueño y hasta tu esperanza?  Es interesante ver como en los versículos 8 y 10, sucede un cambio dràstico en la actitud de este hombre. El David que se lamentaba de su condiciòn ahora tiene la autoridad para hacerle frente a sus enemigos y anticiparles su derrota. Es un David diferente, seguro, confiado y valiente.


La razòn de este antes y después la encontramos en el versìculo 9.  La diferencia la hizo la ORACION A DIOS.  Una oraciòn cargada de lloro y ruegos que es aceptada por Dios y que le da la seguridad a David que Dios se encargarà de su situaciòn y se encargarà de sus enemigos.


La oraciòn tambièn debe ser la causa de "tu antes y tu despuès."  El hijo de Dios que pone sus circunstancias por difíciles que sean en las manos de Dios con autenticidad,  arrepentimiento, reconocimiento de su condiciòn pecaminosa, pero con el reconocimiento de un Dios grande en misericordia, tendrà la seguridad que Dios intervendrà en su vida y le darà la victoria.

Jehová, no me reprendas en tu enojo,
    Ni me castigues con tu ira.
Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy enfermo;
Sáname, oh Jehová, porque mis huesos se estremecen.
Mi alma también está muy turbada;
Y tú, Jehová, ¿hasta cuándo?
Vuélvete, oh Jehová, libra mi alma;
Sálvame por tu misericordia.
Porque en la muerte no hay memoria de ti;
En el Seol, ¿quién te alabará?
Me he consumido a fuerza de gemir;
Todas las noches inundo de llanto mi lecho,
Riego mi cama con mis lágrimas.
Mis ojos están gastados de sufrir;
Se han envejecido a causa de todos mis angustiadores.
Apartaos de mí, todos los hacedores de iniquidad;
Porque Jehová ha oído la voz de mi lloro.
Jehová ha oído mi ruego;
Ha recibido Jehová mi oración.
10 Se avergonzarán y se turbarán mucho todos mis enemigos;
Se volverán y serán avergonzados de repente

LA ORACION A DIOS SIEMPRE MARCARA UN ANTES Y UN DESPUES EN TU VIDA.





sábado, 23 de abril de 2016

Un lugar necesario.

Un lugar necesario, El Desierto.
Deuteronomio 8
 
 Cuidaréis de poner por obra todo mandamiento que yo os ordeno hoy, para que viváis, y seáis multiplicados, y entréis y poseáis la tierra que Jehová prometió con juramento a vuestros padres.
Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.
Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.
Tu vestido nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado en estos cuarenta años.
Reconoce asimismo en tu corazón, que como castiga el hombre a su hijo, así Jehová tu Dios te castiga.
Guardarás, pues, los mandamientos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y temiéndole.
Porque Jehová tu Dios te introduce en la buena tierra, tierra de arroyos, de aguas, de fuentes y de manantiales, que brotan en vegas y montes;
tierra de trigo y cebada, de vides, higueras y granados; tierra de olivos, de aceite y de miel;
tierra en la cual no comerás el pan con escasez, ni te faltará nada en ella; tierra cuyas piedras son hierro, y de cuyos montes sacarás cobre.
10 Y comerás y te saciarás, y bendecirás a Jehová tu Dios por la buena tierra que te habrá dado.
Dios le prometió a su pueblo una Tierra abundante, una buena tierra donde no conocerían la escasez. Pero antes de poseerla tuvieron que pasar por el desierto y allí aprender algunas lecciones que les servirían mas adelante:
1. Obediencia.  Antes de poseer cualquier promesa Dios prueba nuestra obediencia. (8:1-2)
2. Dependencia. Dios siempre estuvo al tanto de sus necesidades y proveyó para cada una de ellas. (8:3-4)
3. Corrección. Dios como un buen Padre corregirá a sus hijos. (8:5)
4. Preparación. El desierto fue una etapa de preparación para poder poseer la promesa de una tierra abundante y deseable.
Conclusión: El desierto es necesario en la vida de todo creyente. El desierto es una escuela que nos prepara para un grado superior. Depende de nosotros que tan rápido aprendamos las lecciones que el desierto nos ofrece. En todo nuestro trayecto por el desierto Dios nos acompañara y nos sustentarà, El es el màs interesado que pronto ingresemos a la Tierra Prometida. Dios siempre quiere nuestro bien.